Esencia

Dibujo SonOro ha trabajado enseñando y ha trabajado creando. En el espacio de la pedagogía ha realizado trabajos plásticos con diversas poblaciones: niñez, adolescencia y adultez. Las actividades se han llevado a cabo con diversas temáticas y técnicas. En el espacio de la creación ha explorado variados enfoques y ha procurado disponer su producción para articularla con proyectos de otras disciplinas (literatura, música y danza).

sábado, 3 de mayo de 2014

Otro mandala fértil

El miedo y la certeza
son las dos caras de la misma moneda...

Muchas veces nos atemoriza el caos,
el criterio disímil del otro,
el amor manifestándose de mil maneras.
Solamente basta una gota de riesgo,
para darle vuelta a las situaciones
simplemente cambiando nuestra perspectiva...
El sábado 14 de diciembre de 2013
tuvo lugar en la Biblioteca Pública El Tunal
un nuevo MANDALA FÉRTIL.
Por parte de BIBLORED
nos llamaron para hacer tres eventos mandálicos:
el MANDA-LA LUZ, del cual ya hay un relato,
el mandala de los cuatro elementos,
del cual pronto tendremos noticia
por boca de la Pao,
y este nuevo MANDALA FÉRTIL,
porque con la fertilidad vale la pena repetir,
y hasta más.
Lo digo porque con Nathaly Jiménez
ya habíamos hecho un MANDALA FÉRTIL
en la Plaza de Bolívar.
También hay un relato de eso
en otra entrada de este blog.
El promotor cultural de El Tunal, Iván,
me propuso como punto de partida
el tema de las BIBLOVACACIONES:
las estaciones.
Como aquí en Colombia no tenemos estaciones
yo decidí cambiar a una especie de equivalente,
los climas.
Y pensando en enlazar este mandala
con el resto de acciones que hemos emprendido
con Paola, Nathaly y muchos más
me di cuenta que el clima y la fertilidad
estaban en sí mismos relacionados
pues esta tierra es bien fértil
a causa de las características climáticas.
Sentí que hacia falta insistir en tan poderosa palabra,
la fertilidad.
El día del evento
nos encontramos un poco antes de las 10 a.m.
con Iván.
Yo había llevado algunas copias del boceto,
que era el mismo del mandala de la Plaza de Bolívar,
y contaba con las ideas
para proponer la participación de la gente.
Teníamos como materiales tiza y aserrín de colores,
arena previamente teñida por nosotros
con anilinas vegetales,
y algunas semillas de eucalipto
recogidas por el mismo Iván.
Con la tiza arranqué a trazar las líneas más generales
con ayuda de Iván y también de Yolanda,
otra compañera mandálica que vive en las cercanías.
Los asistentes llegaron, unas 50 personas mal contadas,
y les pedí de hacer una excursión por los alrededores
en búsqueda de más materiales naturales
mientras nosotros terminábamos el dibujo.
Niños y niñas
emocionados se me acercaban
para mostrarme lo encontrado
 e iban dejando todos esos palitos, flores y hojas
en una esquinita.
Cuando al fin el dibujo estuvo esbozado,
propuse ubicarnos dentro del mandala
ubicando posiciones estrátegicas
como por ejemplo los pétalos,
para así formar un mandala humano
con nuestros cuerpos.
Después,
cada cual se podría sentar en el lugar escogido
para con tizas añadir su toque personal
a la construcción colectiva,
el MANDALA FÉRTIL.
Di una explicación sencilla
de los principios básicos del mandala:
un dibujo con un centro, alrededor del cual
se desarrolla el resto del diseño
de manera regular y más bien simétrica,
lo que aparece arriba, aparece abajo,
lo que aparece a la derecha, aparece a la izquierda.
Las personas, naturalmente,
se organizaron en pequeños grupos
e hicieron cosas maravillosas,
respetando el dibujo colectivo,
pero poniendo ingredientes de su propia imaginación
y llegando a acuerdos de manera armónica.
Algunos prefirieron el aserrín de colores
y las arenas teñidas con las anilinas vegetales.
Otros optaron por utilizar las tizas.




Y otros eligieron los materiales
encontrados y recogidos en el propio parque.
Por supuesto, hubo mezclas
en el uso de esos tres tipos de "pinceles".
Hace ya más de cuatro meses
que se realizó este evento,
yo no había terminado el relato
y ahora los recuerdos se han desdibujado.
Por fortuna quedan las fotos,
registro fiel de lo allí ocurrido.
Sé que fue una experiencia reconfortante
para todos los participantes.
Sé que el resultado final
da testimonio de la diversidad de personas
que estuvimos presentes.
Sé que la armonía y belleza de ese dibujo colectivo
es el resultado de un básico liderazgo,
simplemente utilizado para encauzar las energías,
dando libertad a la expresión personal.
El momento de la destrucción del mandala
fue más sencillo de lo imaginado.
Una vez más nos ubicamos alrededor del dibujo,
lo contemplamos,
y luego lo recogimos en dirección centrípeta,
de afuera para adentro.
No percibí apegos por parte de nadie.
De hecho, en esos subgrupos que se armaron,
muchas veces deshicieron sus pequeños mandalas
para volver a empezar.
Sin el menor reparo.
Un gran aprendizaje aquella experiencia.
En definitiva
LOS MANDALAS SON ORO.

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