Uno de los mandalas
que más ha maravillado a los espectadores,
y por supuesto me incluyo,
es lo que yo llamo el mandala flor.
Y aquí tengo que dar
un par de agradecimientos.
El primero es para Alejandra Ortiz.
Ella hizo, con su grupo LULACRUZA,
un concierto aquí en Bogotá
hace ya unos buenos años, 2006 o 2007.
Yo fui, eso no lo dudo,
y de seguro mi amiga Paola también fue.
Las invitaciones venían dentro
de unos sobres hechos en papel.
Un básico e impactante origami.
El mandala flor.
La FUNDACIÓN CANCURÚA,
a la cual pertenece mi amiga Paola,
quiso usar ese mismo diseño
para la entrega de unos aretes.
Esos aretes
eran diseños básicos e ingeniosos
confeccionados con papel de revistas para botar
y hechos por integrantes de la fundación
junto con otras personas de una comunidad
con la que hubo un trabajo importante.
Y ahí va el segundo agradecimiento.
Porque yo he hice parte, de a pedazos,
de algo de ese proceso,
y tuve que hacer muchos sobres
para empacar los aretes.
Y entonces la repetición
me dejó grabado en el cuerpo
el camino para hacer el mandala flor.
Al diseñar el taller
CONSTRUYENDO MANDALAS
decidí incluir en una de las sesiones
el mandala flor
pues su particular forma
se prestaba perfectamente
para el diseño de un mandala.
Cuando el taller fue realizado
en la Biblioteca Pública de Venecia
el mandala flor fue dejado para la última sesión.
Era como una especie de sorpresa despedida.
En las sesiones
de la Biblioteca Pública El Tunal
decidí cambiarlo para la quinta sesión.
Fue increíble.
A la siguiente sesión, es decir la sexta,
Yolanda, Cristian y Virginia
siempre muy entusiastas mostrando sus tareas,
llegaron con cosas increíbles,
inimaginadas por mí.
Habían hecho sus propios diseños
para adornar el mandala flor.
Yo estaba encantada, feliz.
Lo único que había hecho
había sido llevar mi propio mandala flor
(en una próxima entrada lo incluiré,
lo estoy reservando para contar otra historia).
Tal y como reza el dicho,
yo no entregué el pescado,
simplemente hablé de los peces y ya
seguramente dejé la inquietud
y cada cual se aventuró a pescar.
Cada uno de los asistentes,
Yolanda, Cristian, Virginia y el resto
dejando plasmado en el ejercicio
algo de sí mismos.
Algunos muy matemáticos,
otros más desparpajados.
Unos más cuidadosos,
otros más desprevenidos.
Eso me gusta de los mandalas.
El material del inconsciente florece.
Y la creación acontece.
LOS MANDALAS SON ORO
Silvia todos los mandalas están preciosos!!! son una maravilla con sus colores y formas...un besote cariño
ResponderEliminarBeso de vuelta.
EliminarPreciosas mandalas. Te felicito!!
ResponderEliminarUn beso
Hermosas me han encantado.
EliminarAbrazos.
Gracias Ángela, gracias Rayén.
EliminarMe he quedado fascinado con sus mandalas. Cuánto se puede hacer con el papel y el lápiz. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarHola Carlos Augusto, gracias por sus palabras. Todos quedamos fascinados ante los mandalas porque no alcanzamos a imaginar su poder, su capacidad de dejarnos boquiabiertos con nuestras propias creaciones, así los materiales utilizados sean básicos y sencillos. Un abrazo también, Silvia.
Eliminar