Esencia

Dibujo SonOro ha trabajado enseñando y ha trabajado creando. En el espacio de la pedagogía ha realizado trabajos plásticos con diversas poblaciones: niñez, adolescencia y adultez. Las actividades se han llevado a cabo con diversas temáticas y técnicas. En el espacio de la creación ha explorado variados enfoques y ha procurado disponer su producción para articularla con proyectos de otras disciplinas (literatura, música y danza).

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Mandala fértil

El mandala fértil que planeamos hacer
entre Cata Villamizar, Nathaly Jiménez,
Paola Puerto y yo, Silvia Castro Mejía,
sufrió tremenda transformación.
Lo habíamos querido reservar
para conmemorar el trato dulce con la mujer
a cambio del trato violento
que se ha perpetuado por años y años
en la humanidad.
Pero ese día llovío y tocó posponerlo.
La vida siempre es así.
Nos sorpende.
A veces nos arrebata de las manos
lo que planeamos y programamos.
Y nos tiene reservadas situaciones
que ni siquiera imaginamos.

Habíamos reprogramado el mandala fértil
para el martes 10 de diciembre,
en el Parque Nacional al mediodía.
Pues bien, el lunes,
un día antes de su realización,
Pao propuso que nos trasladáramos
a la Plaza de Bolívar,
para así poder unirnos
a la voz de protesta de muchos
que consideran la decisión del procurador
una cosa absurda y sin sentido.
Casi un chiste.
Todas estuvimos de acuerdo.
Las manifestaciones pacíficas son terreno fértil.
Y arrancamos.
Primero hicimos el boceto con tizas de colores
Nathaly y yo
junto con Marce, una amiga cercana.
Victor Manuel, un señor que se encontraba por ahí,
estaba empeñado en participar
e iba haciendo trazos por doquier,
sin respetar  del todo el boceto.
Natali, otra colaboradora,
iba transformando de manera sutil y respestuosa
los trazos de Victor.
Lo iba persiguiendo todo el tiempo
con un cartón húmedo en las manos
diluyendo los dibujos rebeldes...
Algunos otros transeúntes de paso se unieron,
recuerdo en especial a Jimy.
Cuando ya teníamos las líneas principales del dibujo
decidimos empezar con el mandala humano.
Marce ya se había ido.
Pero estaba con nosotros una amiga suya, Boeri.
También un desconocido, al que le vimos la pinta
de tener la actitud para participar.
Se unió sin resistencia y con alegría
cuando nos dirigimos a él para invitarlo,
su nombre era Julián.
Victor Manuel se trajo, por sugerencia nuestra,
a tres amigos suyos que andaban por la zona,
David, Julio y Claudia.
Y nos ubicamos en lugares específicos
del mandala hecho en tiza
para hacer también un mandala
con nuestros cuerpos en el espacio.
Nathaly, una vez más,
estuvo a cargo de la dirección.
Los primeros movimientos
eran para ser ejecutados individualmente.
Después nos agrupamos de a parejas.
Ella nos retó a organizarnos
con una persona no conocida previamente.
Eso fue difícil, por el contacto físico,
e increíblemente hermoso, por el aprendizaje.

Y bueno, como ya lo dije alguna vez,
explicar uno a uno los movimientos que dirige Nathaly
no tiene sentido alguno, hay que vivirlo.
Síntesis: lo disfrutamos, la pasamos bien,
sacamos todas nuestras rabias y rencores,
dimos más espacio a las buenas vibras,
y pudimos trascender nuestras trabas mentales.

"...Es que yo no soy elástico,
es que yo soy muy tieso..."

Además de los participantes ya mencionados
otros curiosos que iban pasando
se unieron de manera natural
casi sin preguntar,
simplemente basándose en la observación
de nuestros movimientos
y motivados por nuestras palabras,

"...Adelante, cualquiera que quiera
puede hacer parte del mandala..."
 Boeri, por iniciativa propia,
había llevado tierra y hojas secas.
Las añadimos al dibujo en tiza.
Nathaly repartió papelitos con unas intenciones fértiles
que ella, Cata y yo habíamos redactado
para así despedirnos y dar por terminada la actividad.
Pero luego,
tras haber almorzado y recargado energías,
volvimos.
Porque Carolina, otra amiga cercana,
y Pao acompañada de su retoño
que lleva por nombre Adán,
tenían la intención de hacer parte del mandala
y no habían alcanzado a llegar.
En el camino de regreso
nos cruzamos con Diego y Javi
otros colegas mandalísticos.
Iban con los tambores a cuestas
  para participar de la actividad en la plaza.
Ya no estaba la tierra, tampoco las hojas secas.
No sabemos si fue una escoba
o las traviesas palomas.
Pero no nos pareció un problema,
sabemos que así sucede con los mandalas.
Se modifican continuamente.
Y su naturaleza es efímera, temporal.

Decidimos humedecer un poco las tizas
para realzar su color
y añadimos detalles aquí y allá.
También llegó Germán,
otro asiduo participante
de estas intervenciones urbanas.

Yo me sumergí un poco en el canto y la maraca.
Había muchas personas en la plaza,
músicos, observadores, bailadores,
un cantante increíble que iba improvisando
para manifestar todo su descontento
de manera natural, contundente y poética.
Mientras tanto Carolina, Pao, Adán y Germán
continuaban sumando intenciones hechas dibujo
al mandala fértil.
Cuando yo volví en la noche,
el mandala estaba ahí todavía,
en medio de muchos otros dibujos en tiza
que la gente había realizado
con motivo de la manifestación pacífica
en contra de la injusticia
y a favor de la democracia.
No hay duda.
LOS MANDALAS SON ORO.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Manda La Luz

Hace un poco más de un año
Paola Puerto Pedomo y yo, Silvia Castro Mejía, 
soñamos con hacer intervenciones urbanas
con diferentes mandalas.
Para nuestra alegría ese sueño
está siendo una realidad.
El primer mandala fue en la casa de Pao,
el 21 de diciembre del 2012.
El segundo fue en el Parque Santander.
El tercero en el Parque de los Novios.
El cuarto fue el MANDALA CAMPESINO
en la Plaza de Bolívar,
a cargo de un gran equipo de amigos y amigas.
El quinto fue una colaboración 
con SEMBRANDO BARRIO
haciendo un mandala en la Plaza de los Mártires.
Y el sexto fue en el Parque Nacional,
el MANDALA RAIZAL: SEMBRANDO CONFIANZA.
Estas seis acciones fueron posibles
gracias a nuestras ganas y a nuestra voluntad.
Muchas personas se han sumado
voluntaria y felizmente
a nuestras intenciones.

Ahora BIBLORED nos convoca
para llevar a cabo estas intervenciones
en el marco de la programación cultural
de algunas de las bibliotecas de la red.
Tenemos una gran sonrisa dibujada en la cara.
El sábado 7 de diciembre
tuvo lugar una festividad colombiana
de gran acogida y popularidad:
el día de las velitas.
Nosotras no somos de tradición católica ni cristiana,
pero reconocemos que este tipo de fechas
pueden ser un perfecto punto de partida
para transmitir algo más universal.
Así que transformamos el día de las velitas
en el día de iluminación.
Por eso MANDA LA LUZ.
Hicimos un boceto que incluyera
la imagen de la vela y la imagen del sol
las cuales pueden relacionarse orgánicamente
con el tema de la iluminación.
Ese dibujo lo trazamos con tizas
en el suelo del Hall Principal
de la Biblioteca Julio Mario Santodomingo.

Pedimos a los asistentes un momento de observación,
mientras nosotras terminábamos de completar los trazos.
Fue muy difícil,
en general a todos nos cuesta 
lograr la quietud necesaria para ello.
Así que se fueron a dar una vuelta.
A su regreso les pedimos ubicarse dentro del mandala,
preferiblemente dentro de los círculos.
Repartimos octavos de cartón paja,
arena, arroz y maíz,
y dimos algunas pautas e ideas
traídas de nuestra investigación y experiencia
en torno al tema de los mandalas.
Fue increíble.
Permanecieron casi en silencio
durante aproximadamente una hora.
Estaban absortos en su mandala individual
que luego aportaría al gran mandala colectivo.
Paola y yo conversábamos de manera individual
con algunos asistentes.
Javier, promotor cultural de la biblioteca,
tuvo la gran idea de poner música
para acompañar el evento.
Y sin duda eso aportó a ese bello silencio
que guardaremos por siempre
como un especial momento.
Luego entonces con octavos de cartulina
elaboramos una figura en origami:
un sobre en forma de mandala.
Serviría para vertir los materiales utilizados,
pues como la naturaleza del mandala
es temporal, es momentánea,
tuvimos el deseo de hacer vivir el trabajo del desapego
a nuestros queridos asistentes.
Para finalizar observamos el mandala desde arriba,
ubicando los mandalas individuales,
en los círculos que utilizamos para sentarnos.
Un aplauso agradecido cerró nuestro encuentro.
Hubo momentos conmovedores.
Nos contaron historias,
nos explicaron los significados de las formas,
hasta hubo llanto.
Fueron momentos de alegría, de juego, 
de concentración y de mucha auto observación.
La sonrisa aún la tenemos dibujada.
Estas experiencias colman nuestros corazones.
LOS MANDALAS SON ORO.